El Caserío de Mafraque
La recuperación de la vivienda rural agrupada.
Proyecto de intervención para granja-escuela y taller de interpretación del medio ambiente.
Imagen de propuesta. Alzado sur.
Abstract (español)
No
son pocas las veces que la casualidad ha sacado del olvido algún paraje o
monumento o edificio arrinconado en un espacio alejado del trasiego cotidiano,
o presente en ese mismo espacio cotidiano pero invisible a los ojos de los
transeúntes diarios que pasan junto a él y lo ignoran como un ente incorpóreo.
La
casualidad fue la que me llevó a descubrir el caserío de Mafraque cuando busaca
información sobre las ermitas que se desperdigan prácticamente por todo el
municipio de Abanilla, en algunas de ellas ya nadie celebra culto religioso, y
otras pocas ni siquiera se mantienen en pie. Consultando un libro de la
historia de la parroquia, una fotografía antigua de la ermita del caserío de
Mafraque, casi derruida en su totalidad, cayó en mis manos. Así pues, se
contempló la posibilidad de trabajar sobre el caserío y no sólo sobre la
ermita. Los motivos que me indujeron a cambiar el objeto de estudio fueron
varios pero principalmente el hecho de no saber nada de algo tan cercano y de
descubrir lo mucho que era desconocido el paraje de Mafraque.
Por
una parte, la pedanía de Mafraque, es una de las menos conocidas del municipio.
Consultando los libros de Fiestas de Abanilla, que se publican anualmente y que
contienen aportaciones de investigaciones relativas a diversos aspectos del
término, prácticamente no se ha hallado información alguna relativa a este
paraje. Las únicas pistas encontradas hacen referencia muy de pasada a dicha
pedanía.
Por
otra parte, el nombre de “Mafraque”, que traía reminiscencia de esos topónimos
típicos de origen árabe que abundan en el término de Abanilla –el nombre mismo
de Abanilla y otros como Sahués, Mahoya,…-,
y el pasado histórico de este pueblo, me llamaron poderosamente la
atención sobre cuál podía haber sido su historia en particular. Además, como
consecuencia de las investigaciones, averigüé que su pasado merecía la pena
sacarlo a la luz. De hecho, uno de los aspectos destacables e inéditos resultó
ser la averiguación del topónimo, desconocido hasta el día de hoy y que
mostraba el nivel de importancia que tuvo que tener esta pedanía en épocas
remotas: Mafraque proviene del árabe y significa “cruce de caminos,
encrucijada”. Esta referencia tiene una vital importancia para la comprensión
de su evolución histórica y social, porque revela su lugar preponderante entre
los distintos parajes del término. Era el centro neurálgico de las vías de
comunicación que unía Abanilla y los pueblos de los alrededores. De hecho, su
decadencia se acelera cuando, a principios del siglo XX, los nuevos trazados
viarios que unen las poblaciones vecinas de Abanilla, se alejan del paraje de
Mafraque y dejan de discurrir por los antiguos caminos.
De
estas investigaciones que se llevaron a cabo sobre el marco histórico de
Mafraque, además, se descubre que ésta había adquirido una relevancia muy
significativa en la historia y en el desarrollo económico tanto de Abanilla
como, en general, de las áreas circunvecinas tales como Fortuna u Orihuela, por
ejemplo. En algunos libros de Historia, se hace referencia a que en Mafraque ya
hubo moradores en el neolítico. También hay presencia de ellos en la Edad del
Bronce y en la época de los Íberos. Los romanos preferían zonas de aguas con
caudales continuos y cerros donde instalar sus fortificaciones. Por eso apenas
si se tiene constancia de su presencia en esta pedanía. Los que sí dejaron su
huella y una evidente presencia fueron los árabes. El poblamiento del área de
Mafraque continuó hasta casi nuestros días.
Cuando
me acerqué por primera vez al caserío a tomar notas del mismo para preparar el
proyecto, sentí que no había errado en mi primera apreciación sobre lo que me
iba a encontrar en esos escasos vestigios que aún quedaban. El conjunto se
correspondía a la tipología propia del caserío mediterráneo, y no se trataba
sólo de un elemento aislado sino, bien al contrario, un conjunto disperso que
se había constituido como un sistema organizado de agrupación característica de
esta zona.
Por
último, y quizás el más explicativo de los motivos que me animaron a elegir
este caserío fue la sensación que percibí al encontrarme en aquel lugar
solitario. Probablemente se trate sólo de una razón particularmente subjetiva.
Pero este punto de vista del trabajo desempeñó, con seguridad, un papel
destacado en la elección del caserío de Mafraque para la realización de este
trabajo. El caserío de Mafraque albergó y ocupó durante generaciones a familias
enteras. No consistió sólo en su vivienda; el caserío fue la vida misma de sus
moradores. Vivieron, convivieron, trabajaron, disfrutaron –incluso de sus
propios días de fiestas-, sufrieron, lloraron y murieron en ese caserío. En
definitiva, ha albergado la vida de muchos que, aún hoy, lo recuerdan con la
añoranza de los duros y laboriosos aunque hermosos días de su juventud. Y,
todavía, recomponen en su memoria, ajada por el paso del tiempo, los cantos
estridentes en las eras de trillar, los juegos infantiles y las carreras en
torno a la vivienda principal, los patios escolares, su adolescencia, sus
primeros amores, sus trabajos duros… Mas, cuando se acercan al caserío, ahora
desvencijado y abierto a la intemperie, desmoronados sus muros, desplomadas sus
techumbres, un amargo regusto les recuerda que el caserío y su vida andan de la
mano y que ambos se van descolorando y apagando como esa vieja fotografía en
blanco y negro acartonada.
Pero
la esperanza de los antiguos moradores de pervivir, aunque sea con su impronta
inmaterial, está en esta construcción rehabilitada que les devuelve una dulce
tranquilidad: no morirán enteramente si el caserío vuelve a la vida. Ellos
formarán parte de ese renacimiento, de ese resurgir. Ése, por tanto, era mi
reto: intentar devolverle a Mafraque parte de esplendoroso pasado y rendir
tributo a sus moradores.
El caserío
Como
ya se ha indicado, se trata de una construcción propia de la zona mediterránea,
muy habitual en todo el municipio de Abanilla, pues encontramos muchas muestras
de ellas en todas las pedanías.
El
caserío es de tipo rural. Consiste en un agrupamiento de construcciones anexas
que comprenden estancias residenciales o vivenciales así como espacios propios
de las tareas agrícolas y campestres.
El
caserío está orientado de tal forma que nos imaginamos que no es casual su
orientación: la fachada principal está orienta al Sureste. En ella se
encuentran la puerta principal de la vivienda, otra estancia que debía formar
parte de esta área principal y la pequeña ermita del caserío, que estuvo en
activo hasta la década de los 60 – se edificó en el último cuarto del siglo
XVIII-. En la parte oriental, se
descubre un muro de un metro y medio de altura que debió servir de paramento
contra los vientos de levante y protegía el patio de la vivienda principal. En
este patio se hallarían –según los testimonios- las caballerizas, las pocilgas
y, probablemente, el cobertizo para las ovejas o las cabras.
También
nos encontramos otras dependencias para el aparejo de las bestias o los cuartos
para dejar los aperos e instrumentos de labranza. En la parte occidental del
caserío, se observa, en la parte superior de la vivienda principal, la cambra.
Era la habitación donde los granjeros depositaban los granos y los productos
agrícolas que debían conservarse durante largos meses al abrigo del tiempo y de
las alimañas. También encontramos en esa zona, pero de la planta baja, el
gallinero y otras dependencias que podrían ser el cuarto de las ovejas o de las
cabras. En la zona norte se halla otra vivienda que debía ser de otra familia.
Mientras tanto, los testimonios de los vestigios y de las personas que lo
habitaron indican una tercera agrupación de viviendas en el conjunto que ocuparía
toda la zona noroeste del caserío. Hoy, lo que queda de los muros de
mampostería son sólo ruinas.
En
cuanto a las distintas estancias catalogadas, se puede describir que la
vivienda principal consta de dos plantas, una estancia anexa, derruidas totalmente,
y junto a ésta se sitúa la ermita que, en un principio, iba a ser objeto único
del estudio.
El
caserío de Mafraque, como todos los de su tipología, está construido
esencialmente de mampostería de cal. Haciendo una lectura rápida de la
decoración del conjunto observamos una clara referencia a la vivienda árabe,
donde la decoración se reserva para el interior. La decoración exterior
prácticamente no existe. Las paredes interiores de las estancias están
enyesadas y, en algunas de ellas, aparece ligeramente pintadas de azul o de
otros colores parecidos a los pasteles, algunas con técnicas bien destacables
como esgrafiados simples, y en otras pocas se percibe un elemento artístico
añadido, escasamente, como molduras o decoraciones –sobre todo cruces-. El
cuidado de algunos elementos le aporta un carácter significativo y un hecho
relevante. Lo vemos en el acabado del remate de la escalera de la torre, donde
aparece tallado lo que aparenta ser un león. Los pavimentos cobran una
importancia sorprendente aunque los desconozcamos en su mayoría porque quedan
ocultos bajo las ruinas. Sin embargo, hemos podido observar algunos y son
pavimentos hidráulicos hechos a mano. Éstos, afortunadamente, han sobrevivido
al expolio y conserva toda su belleza y el cuidado que un día tuvieron. Su
belleza se hace superior si a ella se le añade el desgaste propio del paso del
tiempo.
La
construcción, en general, es sobria, recia y práctica.
Por
otra parte, cabe destacar como elementos fundamentales de todo caserío la
presencia de la era de trillar que se situaría en un lateral de la fachada
principal, en la orientación meridional,
y de un aljibe de grandes proporciones. Pensamos que debía ser grande,
en primer lugar, porque se observa que tenía una gran bóveda y, luego, por las
referencias documentales en las que se manifiesta que este aljibe abastecía de
agua no sólo a los moradores de Mafraque sino también a los de otras
poblaciones cercanas como el Paúl y Minaranja. Estos elementos son
especialmente inseparables de los caseríos mediterráneos y deberán ser también
objeto de restauración y de adaptación al nuevo proyecto para darle un nuevo
enfoque al caserío.
Metodología de trabajo
Investigación
histórica, social y humana del caserío, la recopilación de toda la información
necesaria para su propia identidad, hoy algo deteriorada.
Realización
de un catálogo fotográfico completo de todo el caserío, con ánimo de
salvaguardar la mayor cantidad posible de datos.
Toma
de datos y medición para elaborar una primera descripción del caserío. Se
levantó un plano, aproximado, del caserío con sus distintas dependencias. Se
usará unos croquis que se irían complementando con los apuntes y bosquejos
derivados del análisis de la conversación con los entrevistados.
Realización
de un análisis exhaustivo de todos los elementos, catalogándolos mediante el
sistema de fichas FEUE (Fichas de Estudio de Unidad Estratigráfica) tratando de
pormenorizar cada una de las partes integrantes del caserío en 143 láminas.
Toma
de datos mediante técnicas de topogrametría tratando de obtener toda la
información volumétrica actual con el objetivo de preservar toda la información
posible que nos llega hasta hoy e, igualmente de ese modo, se realiza un
estudio detallado de la volumetría del caserío a partir del cual se efectuó la
planimetría de todo el conjunto del caserío de Mafraque complementado con
técnicas básicas de fotogrametría.
Criterios de actuación.
Una
vez asimilada toda la información posible, en todos sus aspectos, en lo
referente al conjunto de Mafraque, se establecen unas bases para determinar si
sería conveniente restaurar o no, la línea de trabajo a seguir y los principios
esenciales para los elementos más destacados de la posible restauración, así
como los criterios de autenticidad en base a los valores extraídos de los
análisis y de los informes realizados.
Propuesta de actuación
A
modo de síntesis de lo anteriormente expuesto, se destacan, principalmente, que
el conjunto de la pedanía de Mafraque tiene una serie de valores:
El valor documental.
Como
se ha expuesto, Mafraque ha adquirido una relevancia histórica muy
significativa en la historia y en el desarrollo tanto de Abanilla como de
Fortuna, de Orihuela y, en general, de todas las áreas circunvecinas.
Por
otra parte, el conjunto corresponde a la tipología propia del caserío
mediterráneo. No se trata de un elemento aislado sino de un conjunto disperso
que se constituyó como un sistema organizado de agrupación característico de
esta zona.
El valor significativo.
Probablemente
puede tratarse de un aspecto eminentemente subjetivo, pero este enfoque es,
quizás, el más determinante en este conjunto arquitectónico.
El
caserío de Mafraque fue residencia y lugar de trabajo durante generaciones de
familias enteras. No consistió sólo en una vivienda, sino que el caserío
representó la vida de sus habitantes. Era su propia vida. Cohabitaron,
trabajaron, se divirtieron -incluso de sus propias fiestas locales-, soportaron
penas y dolores y murieron en ese caserío. En definitiva, ha albergado la
existencia de muchos que, aún hoy, más de cincuenta años después, lo recuerdan
con la añoranza de los durísimos y laboriosos, aunque hermosos, días de su
juventud. Y, aún hoy, reviven en su baúl de los recuerdos, algo estropeado por
el transcurrir del tiempo, las canciones infantiles en las eras, los
"juegos de cintas", las carreras en torno a la vivienda o los patios
y los trabajos duros, la tradición secular... Pero, al acercarse al viejo
caserío, ahora descompuesto y desnudo a la intemperie, destruidos sus muros,
caídas sus techumbres, un entristecido sabor les trae a sus memorias una vida
de tradiciones, hoy olvidadas, perdidas, dejadas desaparecer a su suerte.
Objetivos.
El
objetivo de la intervención es conservar la memoria que posee y, a la vez,
poner en valor la carga sentimental que posee.
Para
ello se estima oportuno restaurar.
Para
preservar el valor documental en primer lugar se debe consolidar el edificio y,
de esta manera, así le evitamos que sea demasiado tarde y que se pierda para
siempre, definitivamente.
Por
una parte, todo el valor intangible, sentimental que atesora - por esos
ancianos, antes niños, que lo recuerdan aún-, se configura como el fundamento
de recuperación. Por otra parte, el valor y respeto que esa gente le ha dado a
la tierra que los rodeaba y de la que vivían merece ser otra de las premisas de
la recuperación.
Por
ello, se plantea la recuperación del Caserío de Mafraque como uso para
granja-escuela y taller de interpretación del medio ambiente.
La
idea principal que debe fijarse cuando se toma la decisión de restaurar el
caserío de Mafraque es conservarlo. Partiendo del estado en que se encuentra,
se va a procurar frenar su decadencia debido a la suma del paso del tiempo y de
la inactividad del conjunto del edificio.
Es
imprescindible tener en cuenta que la restauración deberá partir de la
indagación de cuáles han sido las causas concretas de la situación actual y
cuáles pueden ser las posibles soluciones a llevar a cabo teniendo en cuenta su
pasado, su cometido y su futuro.
Tanto
los distintos materiales a emplear en su restauración como las técnicas que se
utilicen en el desarrollo de la misma deberán ser acordes con la idiosincrasia
del propio caserío: su historia, sus materiales primigenios que lo componen, su
distribución de los espacios vivenciales, su relación con el entorno,…
Observando
detenidamente el caserío de Mafraque, objeto de este trabajo, se desprende que
presenta una dificultad añadida que es su práctica destrucción. Se advierte que
no se han realizado, en muchos años, ningún proceso de rehabilitación,
restauración o acondicionamiento de ningún espacio del caserío.
Criterios
Se
buscará, de ser posible, la máxima comprensión volumétrica de la edificación
(artículo 40.3-b ley 4/2007 de 16 de marzo).
En
paramentos verticales que requieran consolidación media -donde su integridad a
medio plazo no se vea comprometida- se realizará consolidación mediante
materiales compatibles como mortero de cal.
En
paramentos verticales con estado crítico -donde su integridad a corto plazo se
vea comprometida- se realizará una actuación de refuerzo lateral mediante
mortero de cal y entramado de vigas de madera complementado con sistemas de
atirantado en madera donde se precise para garantizar la estabilidad y siempre
cosido a otro elemento de la estructura primigenia.
En
paramentos verticales donde sólo se conserve la base de la ruina se garantizará
su conservación siempre y cuando colabore con la comprensión general y
volumétrica, así como la adecuación al nuevo uso programado (artículo 40.3-b ley
4/2007 de 16 de marzo), siendo por tanto el método de actuación preferente la
continuación muraria prescindiendo del uso estructural de estos elementos,
concluyendo así que toda la estructura de la nueva actuación quedará
independizada de la construcción prístina evitando de toda forma el trabajo
estructural solidario entre la edificación original y la prevista. (Capitel,
Antón (2009) "Reconstrucción de nueva planta", Metamorfosis de
monumentos y teorías de la restauración, pp 79 - 81).
En
el caso de las cubiertas parcialmente deterioradas, se consolidarán las
existentes manteniendo su transmisión gravitatoria a los muros primigenios que
en caso de requerir la adición de un elemento murario bajo ésta, en ningún
momento tendrán conexión estructural la cubierta a conservar y el nuevo muro,
pudiendo emplearse vigas de apoyo para dicha cubierta que transmitan las cargas
a los muros originales, facilitando el funcionamiento de las cubiertas como
elemento arriostrante. Se buscará continuar su geometría mediante materiales
compatibles en tonos no disonantes para garantizar la comprensión pero dejando
clara diferenciación de la preexistencia y la aportación (carta del Restauro
1972, anexo B, párrafo 7).
Será
preferente el empleo de colores terrosos ya que el valor de integración del
caserío de Mafraque en el paisaje es uno de los elementos más característicos.
En
el caso de cubiertas de nueva construcción tendrán, junto a la totalidad de la
estructura de éstas, plena independencia estructural de cualquier elemento original,
salvo determinadas cubiertas de disposición "a la molinera" de nueva
obra donde el apoyo garantice una compensación de fuerzas horizontales, en cuyo
caso se realizarán en materiales compatibles con los existentes y se evitarán
en todo caso apoyos de fuerzas puntuales.
Los
nuevos elementos de los que no se disponga suficiente información más allá de
su disposición en planta se realizarán con materiales diferenciadores y se
conservarán los criterios generales de comprensión espacial y sensorial del conjunto
actual.
Abstract (français)
C’est assez souvent que le hasard a sauvé de l'oubli un endroit, un monument ou un édifice délaissés dans un coin dans un espace éloigné du remue-ménage de chaque jour ou présent dans cet espace quotidien mais invisible aux yeux des passants qui tous les jours circulent près d’eux et les ignorent comme s’ils étaient des êtres incorporels.
C’est le hasard qui nous a fait découvrir le hameau de Mafraque quand nous cherchions des renseignements sur les ermitages qui se trouvent pratiquement disséminés dans toute la municipalité d'Abanilla. Dans certains d'entre eux personne n’y célèbre plus la messe ou un rite religieux, et d’autres à peine s’ils se tiennent debout. En consultant un livre sur l'histoire de la paroisse, une ancienne photographie de l'ermitage du hameau de Mafraque, qui est presque totalement démoli, est tombée dans mos mains. C’est donc là que nous avons commencé à considérer la possibilité de travailler sur le hameau et non pas seulement sur l'ermitage. Les motifs qui nous ont poussés à changer le propos de notre étude sont très variés mais principalement c’est le fait de ne savoir presque rien d’un lieu qui est si proche et du fait de découvrir combien le bourg de Mafraque était ignoré.
D'une part, le bourg de Mafraque, est un des coins les moins connus de la municipalité. En consultant les livres de Fêtes d’Abanilla, qui se publient annuellement et qui contiennent des apports sur des recherches relatives à divers aspects de la ville et de ses alentours, pratiquement il n’y avait aucun renseignement sur cet endroit : nous n’avions rien trouvé. Les pauvres indications que nous découvrons sur ce hameau font à peine référence à lui.
D’autre part, le nom de "Mafraque", nous apportait les réminiscences de ces toponymes typiques d'origine arabe qui sont si abondant dans le territoire communal d'Abanilla - le nom même d'Abanilla est d’origine arabe et bien d’autres noms comme Sahués, Mahoya, …-, et le passé historique de cette petite ville, ont puissamment attiré notre attention sur quelle avait pu être son histoire particulière. En plus, grâce aux recherches entreprises, nous avons su que son passé méritait la peine de l’exposer. Du fait, d’un des aspects les plus significatifs et inédits, il en est ressorti la découverte du toponyme, ignoré jusqu'aujourd'hui et qui montre l'importance que ce bourg a dû avoir dans le passé: Mafraque provient de l'arabe et signifie «le croisement, le carrefour". Cette référence a une importance vitale pour comprendre son évolution historique et sociale, parce qu'il révèle sa place prééminente entre les différents endroits de la commune d’Abanilla et des villes des alentours. C'était le centre névralgique des voies de communication qui unissaient Abanilla et les villages et villes des environs. En effet, sa décadence se précipite quand, au début du XXe siècle, les nouveaux tracés routiers qui vont unir les localités voisines à Abanilla, s'éloignent du hameau de Mafraque et elles cessent de passer par les, désormais, anciens chemins.
A partir des recherches qui ont été réalisées sur l’étude historique de Mafraque, en plus, nous découvrons que celui-ci avait acquis une importance très significative dans l'histoire et dans le développement économique d'Abanilla comme, en général, de toutes les zones circonvoisines telles que Fortuna ou Orihuela, par exemple. Dans certains livres d'Histoire, il y a des références sur Mafraque et elles montrent qu'il y avait déjà des habitants à l’époque du néolithique. Il y a aussi une présence humaine à l'Age du Bronze et à l'époque des Ibères. Les Romains, par contre, préféraient les zones où il y avait de l’eau courante, même si c’était avec un faible débit, et des coteaux où ils pouvaient installer leurs fortifications. C’est pour cela qu’il y a à peine une petite présence dans ce bourg. Ceux qui ont vraiment laissé leurs traces et une présence évidente ce sont les Arabes. À partir de là, le peuplement de la zone de Mafraque a continué presque jusqu'à nos jours.
Quand nous nous sommes approché pour la première fois au hameau pour prendre des notes sur lui et pour préparer notre projet, nous avons senti que nous ne nous étions pas trompé quand nous avions fait notre première appréciation sur ce que nous allions trouver dans ces vestiges peu abondants qui subsistaient encore là. L'ensemble maintenait une correspondance avec la propre typologie du hameau méditerranéen, et il ne s'agissait pas non seulement d'un élément isolé mais, bien au contraire, nous admirions un ensemble dispersé qui s'était constitué comme un système organisé de regroupement caractéristique de cette zone.
Finalement, et c’est peut-être celui-ci le motif le plus explicatif qui nous a animé à choisir ce hameau, c’était la sensation que nous avions perçue quand nous nous sommes trouvé dans ce lieu solitaire. Probablement il s'agit seulement d'une raison particulièrement subjective. Mais ce point de vue du travail a joué, sûrement, un rôle essentiel dans le choix du hameau de Mafraque pour la réalisation de ce projet. Le hameau de Mafraque a logé et a occupé de génération en générations des familles entières. Ça n’a pas consisté seulement à être leur demeure; le hameau a représenté la vie même de ses habitants. Ils ont vécu, ils ont cohabité, ils ont travaillé, ils ont profité de moments agréables – ils avaient même leurs propres jours de fêtes-, ils ont souffert, ils ont pleuré et ils sont morts dans ce hameau. En définitive, il a hébergé la vie de beaucoup de personnes qui, encore aujourd'hui, se souviennent de lui avec un certain regret et ils pensent aux durs et laborieux jours de leur jeunesse, mais aussi aux agréables moments de bonheur. Et, encore aujourd’hui, ils recomposent dans leur mémoire, usée par le passage des années, les chants stridents des jeunes qui montaient sur les planches à blé sur les aires des terrains de battage, les jeux infantiles et les courses autour de la demeure principale, dans les cours scolaires, leur adolescence, leurs premiers amours, et les durs travaux… Mais, quand ils s'approchent au hameau, maintenant délabré et exposé aux intempéries, avec ses murs éboulés, ses toits écroulés, un arrière-goût amer leur rappelle que le hameau et leur vie marchent de la main et que tous les deux se décolorent et s’éteignent comme cette vieille photographie cartonnée en noir et blanc.
Mais l'espérance de survivre de ces vieux habitants, même si c’est seulement avec leur empreinte immatérielle, se trouve dans cette construction réhabilitée qui leur restitue une douce tranquillité: ils ne mourront pas totalement si le hameau renaît à la vie. Ils feront partie de cette renaissance, de ce recommencement. Voilà, donc, notre défi: essayer de redonner à Mafraque un morceau de son passé resplendissant et rendre hommage à ses habitants.
Le hameau
Comme il a déjà été dit, il s'agit d'une construction typique de la zone méditerranéenne, très habituelle dans toute la commune d'Abanilla, puisque nous avons trouvé beaucoup d'exemples dans tous les bourgs de la municipalité.
Le hameau appartient à la catégorie de rural. Il s’agit d’un regroupement de constructions annexes qui comprennent des éléments résidentiels ou habitables ainsi que d’autres emplacements pour réaliser des travaux agricoles et ruraux.
Le hameau est orienté de telle façon que nous nous imaginons que son orientation n'est pas casuelle: la façade principale est orientée au Sud-est. Là, on trouve la porte principale de la demeure et une autre salle qui devait faire partie de cette zone principale de la maison mais qui est complètement écroulé et le petit ermitage du hameau, où on a célébré les rites religieux jusqu'à la moitié de la décennie des années 60 – Il a été construit dans le dernier quart du XVIIIe siècle. Dans la zone orientale du hameau, nous découvrons un mur d'un mètre et demi de hauteur qui a dû servir de paravent contre les vents du levant et qui protégeait la cour de la demeure principale. Dans cette cour il y avait -selon les témoignages des habitants- les écuries, les porcheries et, probablement, les abris pour les brebis ou les chèvres. Nous trouvons aussi une autre pièce pour préserver les attirails des mules ou garder les matériels et les instruments de l’agriculture et de la ferme. Dans l’espace occidental du hameau, nous observons « la cambra » qui se trouve au premier étage de la demeure principale. C'était la chambre où les fermiers laissaient leurs grains et leurs produits agricoles pour les conserver pendant de longs mois à l'abri du mauvais temps et des animaux nuisibles. Nous trouvons aussi dans cette zone, mais cette fois au rez-de-chaussée, le volailler et une autre pièce qui pourrait être l’abri des brebis ou des chèvres. Dans la zone nord il y a une construction qui devait appartenir à une autre famille. Les témoignages des ruines et des personnes qui ont habité le hameau nous indiquent qu’il y avait un troisième groupe de maisons dans cet ensemble de Mafraque qui occuperait toute la zone au nord-ouest du hameau. Aujourd'hui ce qui reste des murs en maçonnerie c’est uniquement des ruines.
En ce qui concerne les différentes pièces examinées, nous pouvons décrire que la demeure principale est constituée de deux étages avec une pièce annexe, qui est démolie totalement, et près de celle-ci nous trouvons l'ermitage, qui au début allait être le seul but de notre étude.
Le hameau de Mafraque, comme tous ceux qui appartiennent à sa même typologie, est maçonné essentiellement de chaux. En observant rapidement la décoration de l'ensemble de la construction nous observons un évident rappel de la présence arabe, où la décoration se réserve seulement pour les zones intérieures. La décoration extérieure n'existe pratiquement pas. Les murs intérieurs des pièces sont plâtrés et, sur certains d'entre eux, nous pouvons observer des traces de peinture bleue ou d'autres couleurs douces. Certains ornements emploient des techniques remarquables comme de simples sgraffiti, et dans d’autres il y a un élément artistique à peine ajouté, par exemple, les moulures en plâtre ou certains motifs décoratifs -surtout des croix-. La délicatesse de quelques éléments leur apporte un caractère significatif et une histoire extraordinaire. Nous le voyons dans la finition du couronnement de l'escalier de la tour, où nous découvrons une taille qui ressemble un lion. Les carreaux de pavage ont une importance notable bien que nous ne puissions pas voir la majorité parce qu'ils sont cachés sous les éboulements. Cependant, nous avons pu en observer quelques-uns et nous avons pu constater que ce sont des carreaux de pavage hydrauliques faits à la main. Heureusement, les ruines qui ont couverts certains d’entre eux ont évité qu’ils soient spoliés et ils conservent presque aussi bien la beauté et la délicatesse qu'ils avaient au début. Cette beauté devient supérieure si nous tenons compte la dégradation à cause du passage des années.
En général, la construction est sobre, robuste et pratique.
Par ailleurs, il faut souligner comme éléments fondamentaux de tout hameau la présence de l'aire de terrain de battage qui se situerait dans un coin latéral de la façade principale qui est orientés au Sud, et d'une très grande citerne. Nous pensons qu'elle devait être énorme. D’abord, parce que nous observons qu'elle avait une grande voûte et, aussi, par les ouvrages de référence qui nous informe que cette citerne approvisionnait en eau non seulement les habitants de Mafraque mais aussi ceux d'autres bourgs proches comme le Paúl et Minaranja. Ces éléments sont spécialement inséparables des hameaux méditerranéens et ils devraient être aussi objectifs de la restauration et de l'adaptation au nouveau projet pour lui donner une nouvelle finalité au hameau.
Méthodologie de travail
ne recherche historique, sociale et humaine du hameau, le résumé de tous les renseignements nécessaires pour retrouver une part de sa propre identité, aujourd'hui un peu dégradée.
La réalisation d'un catalogue photographique complet de tout le hameau, dans le but de sauvegarder la plus grande quantité de renseignements.
La prise de données et des mesures pour élaborer une première description du hameau. Un plan approximatif du hameau sera prélevé avec ses différents espaces ou pièces. Nous utiliserons quelques croquis qui seront complétés avec les notes et les ébauches dérivées de l'analyse de la conversation dans les interviewages.
La réalisation d'une analyse exhaustive de tous les éléments du hameau, en les cataloguant à travers d’un système de fiches FEUE (Fiches d'Étude d'Unité Stratigraphique) en essayant de rapporter en détail chacune des parties intégrantes du hameau en 143 lames.
La prise de données grâce aux techniques de topogrammetrie en essayant d'obtenir tous les renseignements volumétriques actuelles dans le but de préserver toute l'information possible qui nous aient parvenue jusqu’aujourd’hui et, également de cette façon, nous réaliserons une étude détaillée de la volumétrie du hameau à partir de laquelle nous avons effectué la planimétrie de l'ensemble complet de Mafraque amélioré grâce aux techniques essentielles de photogrammétrie.
Critères de conduite.
Quand nous aurons assimilé tous les renseignements possibles, sous toutes ses formes, en ce qui concerne l'ensemble de Mafraque, nous établirons les principes pour déterminer s’il convient ou non restaurer, la ligne de travail à suivre et les principes essentiels pour les éléments les plus importants de la plausible restauration, ainsi que les critères d'authenticité à compter des estimations extraites à partir des analyses et des rapports réalisés.
Propos de conduite
En guise de synthèse, nous devons ajouter, fondamentalement, que l'ensemble du bourg de Mafraque a une série de valeurs :
La valeur documentaire.
Comme il a déjà été exposé avant, Mafraque a acquis une importance historique très significative concernant l'histoire et le développement aussi bien d'Abanilla que de Fortune, d'Orihuela et, en général, de toutes les villes circonvoisines.
Par ailleurs, l'ensemble correspond à la typologie typique du hameau méditerranéen. Il ne s'agit pas d'un élément isolé mais, bien au contraire, d’un ensemble dispersé qui s'est constitué comme un système organisé de regroupement caractéristique de cette zone.
La valeur significative.
Il s’agit probablement d'un aspect éminemment subjectif, mais ce point de vue est, peut-être, le plus déterminant dans cet ensemble architectonique.
Le hameau de Mafraque a représenté la résidence et le lieu de travail de générations en générations de familles. Il n'a pas consisté seulement en une demeure, c’est qu’en plus, le hameau s’est révélé comme la vie même de ses habitants. C'était leur propre vie. Ils ont cohabité, ils ont travaillé, ils se sont amusés –ils avaient aussi leurs propres fêtes locales-, ils ont supporté des peines et des douleurs et ils sont décédés dans ce hameau. En définitive, il a hébergé l'existence de beaucoup de personnes qui, encore aujourd'hui, plus de cinquante ans après, se souviennent de lui avec le regret des durs et laborieux jours de leur jeunesse, mais aussi ils se souviennent des jours de bonheur et de plaisir. Et, encore aujourd'hui, ils revivent dans leur souvenirs, consumés par l’écoulement des années, les chansons infantiles sur les aires des terrains de battage, les "jeux des rubans", les courses autour de la demeure ou dans la cour de l’école et les durs travaux, la tradition séculière... Mais, quand ils s'approchent au hameau, maintenant délabré et exposé aux intempéries, avec ses murs éboulés, ses toits écroulés, un arrière-goût amer leur rappelle leurs traditions, aujourd'hui oubliées, perdues, disparues, laissées à son sort.
Objectifs.
Le but de l'intervention est de conserver la mémoire qu'il renferme et, en même temps, de mettre en valeur la charge sentimentale qu'il possède.
C’est pour cela que nous considérons opportun qu’il faut le restaurer.
Pour préserver la valeur documentaire d’abord il faudra consolider l'édifice et, de cette façon, nous éviterons qu'il soit trop tard y qu’il se perde pour toujours, définitivement.
D'une part, sa valeur intangible et sentimentale complètes qu'il renferme –surtout pour ces personnes âgées qui, avant, étaient les enfants du hameau et qui se souviennent encore très bien de lui-, se montrent comme le fond de la récupération et de la restauration. Par ailleurs, sa valeur et le respect que ces gens ont donné à leur terroir où ils vivaient, mérite d'être considéré une des prémisses de la récupération.
C’est pour cela, que nous proposons la récupération du Hameau de Mafraque pour l’usage d’une ferme école et d’un centre d'interprétation de l'environnement.
L'idée principale que nous devons nous fixer quand nous prendrons la décision de restaurer le hameau de Mafraque c’est de le conserver. Nous partirons de l’état actuel où il se trouve. Nous allons essayer de freiner sa décadence à cause du passage des années et de l'inactivité de l'ensemble de l'édifice.
Il est indispensable que nous prenions en considération que la restauration devra commencer à partir des recherches sur quelles ont été les vrais raisons qui ont abouties á la situation actuelle et quelles peuvent être les solutions à réaliser en tenant compte de son passé, sa mission et son avenir.
Tous les différents matériaux à employer dans sa restauration comme les techniques qui vont être utilisées pendant son déroulement devront être d’accord avec l'idiosyncrasie du hameau: son histoire, les matériaux primitifs qui le composaient, la distribution des espaces habitables, le rapport avec l'environnement,…
En observant attentivement le hameau de Mafraque - le but de ce travail - il en découle qu'il y a, en plus, une difficulté importante et c’est qu’il est pratiquement détruit. Nous avons observé que personne n’a réalisé, depuis très longtemps, aucun travail de récupération, de restauration ou la réalisation d’un travail minimum de maçonnerie dans aucun des bâtiments du hameau.
Critères
Nous chercherons, si c’est possible, le maximum de la compréhension volumétrique de la construction (article 40.3-b loi 4/2007 du 16 mars).
Pour les parements verticaux qui requièrent une consolidation moyenne –ceux où son état ne se trouve pas exposé à moyen terme- la consolidation sera réalisée en utilisant des matériaux compatibles comme le mortier de chaux.
Pour les parements verticaux en état critique –ceux où son état se trouve exposé à court terme- il faudra réaliser un renfort latéral avec du mortier de chaux et un lattis de poutres en bois qu’il faudra compléter avec un système de tirants en bois, si c’est nécessaire pour garantir la stabilité, et il devra toujours être attaché à un autre élément de la structure primitive.
Pour les parements verticaux où nous ne conservons que la base de la ruine nous ne garantirons la conservation que si elle contribue à sa compréhension générale et volumétrique, ainsi qu’à la convenance avec le nouvel usage planifié (article 40.3-b loi 4/2007 du 16 mars). C'est donc la continuité du mur la méthode que nous suivrons de préférence et nous éviterons l’emploi structurel de ces éléments. Nous achèverons en disant que toute la structure du nouveau projet sera indépendant de la construction originelle et nous éviterons aussi le travail structurel solidaire entre la construction originale et celle que nous avons planifiée. (Capitel, Antón (2009) "Reconstruction d’une nouvelle unité", la Métamorphose des monuments et les théories de la restauration, pp 79 - 81).
Dans le cas où les toitures soient partiellement abîmées, les actuelles seront renforcées en maintenant leur transmissions gravitatoires aux murs originaires. S’il faut y ajouter un mur supplémentaire sous la toiture, en aucun cas, le nouveau mur et la toiture que nous voulons conserver auront une connexion structurelle. Nous pourrons employer pour cette toiture des poutres d'appui qui transmettent les charges aux murs originaux. Cela permettra le fonctionnement des toitures comme élément de décharge. On essaiera de continuer sa géométrie en utilisant des matériaux compatibles qui aient des tons qui ne soient pas dissonants pour garantir la compréhension. Il faudra faire une différenciation entre celle qui existait antérieurement et celle que nous allons apporter (Lettre du Restaure 1972, annexe B, paragraphe 7).
Il serait préférable l'emploi de couleurs terreuses puisque le propos d'intégrer le hameau de Mafraque dans le paysage est un des éléments les plus caractéristiques.
S’il faut construire de nouvelles toitures, celles-ci auront une structure totalement indépendante de n’importe quel élément originel, sauf s’il s’agit d’une nouvelle toiture disposée "à la meunière" où les appuis garantissent une compensation de forces horizontales. Dans ce cas, il faudra les construire avec des matériaux compatibles avec les matériaux originaires. Il faudra éviter, nonobstant, les appuis de forces ponctuelles.
Si pour les nouveaux éléments, nous ne disposons pas d’assez d'information nous les réaliserons avec des matériaux différents et nous maintiendrons les critères généraux de compréhension spatiale et sensorielle de l’ensemble actuel.
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