Limites I


¿Qué ocurre al otro lado de un muro?

Los muros declaran voluntades y justifican intenciones. Son muros los edificios, pero también las presas y ríos. Sin embargo, el auténtico elemento divisorio son los idearios, que no los ideales, quienes mueven la vida de todo humano.

Las agrupaciones se fundamentan en la distinción del resto de seres, además de la conjunción de unos pocos, y forman barreras continuamente frente a quienes no caben en esta unión. Estas cotas que marcamos cada día no son en absoluto sistemas violentos en su mayoría. Fijamos límites y segmentamos cuanto podemos para generar formaciones digeribles. 
Sería absurdo tratar de evaluar el impacto de cada decisión y por ello existe el instinto, un atajo a la lógica que carga con el peligro de nuestros miedos y deseos irracionales, quienes en última instancia y a falta de la razón, edifican los muros.

No debemos por tanto juzgar las barreras que periódicamente nuestra sociedad levanta en diversos ámbitos como causa ni efecto de nuestra política ni contexto personal, sino al “cocktail” fortuito y bastante eventual de nuestra naturaleza individualista junto con brotes de temores y aspiraciones irracionales.


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